domingo, 15 de abril de 2012

Un libro, mi libro.


Y si mi vida volviera al tiempo cero, en ese en el que papá y mamá se conocieron y tal vez saltándome muchos acontecimientos, recorriendo un mundo lleno de esperanzas y sueños llegaría de nuevo aquí, el momento exacto en el que por cosas del destino te conocí, y te convertiste en mi amiga, la de abrazos inesperados, de sonrisa constante, de palabras agradables que me alegran la hora y el día. Tengo la plena seguridad que volvería a coger mi pluma y escribiría tu nombre en una hoja del libro de mi vida, procuraría hacer presión para que pasara a las otras páginas, esforzándome por garantizar tu permanencia a mi lado.

En nuestro mundo hay historias de malos y felices, pero no sé cómo puedo tener tanta suerte de conocerte, de contar contigo. Con trocitos de lo azul del cielo, tú haces parte de mi vida, en pedazos de sonrisas nos componemos eso creo yo.

Te escribiría mas amiga mía, pero con el síndrome pre-parcial no es que mi inspiración este my bien.

Te quiero.

sábado, 14 de abril de 2012

Mi pequeño mundo

Me gustaría tener todo a mi alcance, tu sonrisa, tus palabras y tal vez tu manera de ver la vida. Pero el tiempo ha pasado y la costumbre también, no suelo ser paciente, ni esperar por mucho tiempo. En un mundo pequeño como este, la velocidad de pasos precisos llenos de firmeza y decisión son fundamentales; suelo quedarme callada y mirar alrededor con la ilusión de regresar el tiempo, de volverte a ver, de sentir tus manos en las mías y tal vez volver a escuchar de tu voz un te quiero. Lejos de comparaciones me he cansado de buscar en otras personas lo que encontré en ti, acepto y confieso que he fallado en todos los intentos, que solo veo tu rostro y escucho tu voz hasta el final de la noche. En mi mente sigue rondando la pregunta: ¿Si eres un error porque no veo tus defectos?, paupérrima idea de seguir esperando que cambies de decisión.

El tiempo, autor de guerras y causas perdidas ingreso en nuestro cuento para idealizar todo a su medida, como ríos nos fuimos separando de nuestros yacimientos, entramos en mundos separados que lograron esquivar nuestras miradas. Ahora temo a coger el teléfono móvil, en un acto de locura desenfrenada buscarte para tan solo escuchar tu voz, pero ya no estás ahí al otro lado de la línea, me he cansado de las excusas y es hora de volar y dejar de buscarte en otros cuerpos, de volar por mis sueños, de reír y fotografiar amaneceres con la mirada, con las palabras precisas de: SER FELIZ.